Hemos entrado en una década que será sin duda la de los mercados emergentes. Con la anterior, estas economías han surgido como principales catalizadores de crecimiento. Ahora apuntan a ser los principales protagonistas.
Desde HSBC nos dicen que en 2050 19 de las 30 mayores economías del mundo serán economías hoy en día calificadas de emergentes (ver informe). En conjunto pesarán más que los actuales países OCDE. Por su parte BBVA señala que el grupo de países denominados EAGLEs (Emerging and Growth-Leading Economies) y los países Nest (el escalón inferior) contribuirán con más de dos tercios al crecimiento mundial en los próximos diez años, mientras que los siete países más industrializados del mundo (G-7) aportarán alrededor del 16 % (ver informe del BBVA). El grueso del crecimiento procederá de Asia emergente (60% del total del crecimiento entre 2011 y 2020), por delante de América Latina (8%). Estados Unidos y Europa apenas contribuirán en un 20%. Un país como Brasil contribuirá dos veces más al crecimiento mundial en la próxima década que Japón; México más que Alemania; Colombia más que Francia; Perú y Chile más que Italia (ver informe).
Dicho de otra manera, el gran evento de principios de este siglo no es la crisis «global» en los países OCDE y de Europa en particular. Ésta de hecho, hasta hora, no ha sido «global» o «mundial». Interpretarla así es un espejismo y olvidarnos que desde Perú hasta Indonesia, China o Brasil muchas economías del mundo han seguido creciendo. Tenemos que resetear masivamente nuestros mapas mentales eurocéntricos. El mundo de ayer, centrado sobre Europa y EE UU, ha dejado de ser. La crisis del 2008-2011 está acelerando esta descentralización del mundo. Hoy en día Brasil ya comercia más con China, un emergente, que con cualquier país OCDE, EEUU, Alemania, o España. Este cambio no es solo économico y financiero. Las riquezas de las naciones se están reconfigurando a gran velocidad pero también la innovación y la tecnología.
El año 2012 confirmó en todo caso el rebalanceo del mundo: mientras los países OCDE seguían colapsando, los emergentes siguieron con sus sendas de crecimiento (aunque de manera más moderada para muchos). Símbolo de la gran transformación que estamos viviendo, China se alza ahora por delante de Japón como segunda economía mundial mientras Brasil desbancó Inglaterra después de haberlo hecho con España en el 2010. Símbolo de este auge brasileño, la petrolera Petrobras, una de las mayores del mundo, logró colocar la mayor emisión de la historia (67 mil millones de dólares). En total, en 2011-2012, los emergentes acapararon 40% del PIB mundial, 37% de la inversión extranjera directa global y el grueso del crecimiento mundial.
Uno de los motores de este auge es sin duda la expansión de las clases medias en las economías emergentes. Este dinamismo está atrayendo cada vez más multinacionales OCDE. La francesa Schneider Electric, por ejemplo, ya tiene más de 25 000 empleados en China, el segundo mercado del mundo después de Estados Unidos y por delante de Francia. Para muchos los mercados emergentes ya representan el grueso de sus ingresos por delante Europa o Estados Unidos. En Asia emergente las clases medias ya representan 60% del total de la población (1.900 millones de personas). En 2010, China se ha convertido así en el primer mercado en ventas de vehículos, un país dónde 54 millones de personas ya se clasifican como clases de ingresos altos. La mayor fortuna del planeta ya no está en Estados Unidos sino en México (Carlos Slim, el dueño de una de las multilatinas más pujantes, América Móvil, que en 2012 acaba de desembarcar en Holanda y Austria). Las razones de la creciente atracción de las economías emergentes están en estas cifras, apuntando a crecimientos elevados, expansión de clases medias, y todo ello en un entorno de menores endeudamientos, deuda, déficit e inflación bajo control.
Sin embargo existe otra revolución silenciosa que se está dando, una razón más por la cual las empresas de los países OCDE apuestan ahora también por los emergentes: no sólo la década 2010-2020 será la de los emergentes, porque éstos marcarán la pauta de crecimiento, sino también porque veremos surgir cada vez más innovación disruptiva procedente de estos países. Esto también cambiará el perfil de las multinacionales OCDE. Se cruzan así dos movimientos potentes: por un lado estamos asistiendo al auge de las multinacionales emergentes, incluso en sectores punteros, de alto valor añadido y fuerte componentes tecnológicos; por otro lado estamos viendo cada vez más innovación re-importada por las multinacionales OCDE desde los países emergentes.
Los países emergentes: Nuevos actores del mundo
La gran noticia de este principio de siglo es que los emergentes han dejado de ser testigos pasivos de los acontecimientos del mundo para convertirse en acto- res y motores de los cambios globales. Hasta la fecha, cuando hablábamos de los países emergentes, lo hacíamos nosotros occidentales con cierta compasión: ellos eran los países del Tercer Mundo o los países en desarrollo. Los tiempos modernos han alterado esa visión y percepción. Ahora son Países Emergentes. La semántica importa.
Estamos ahora entrando en una nueva década, la de los años, 2010-2020, que será sin duda la de los mercados emergentes. Con la anterior, estas economías han surgido como principales catalizadores de crecimiento. Ahora apuntan a ser los principales protagonistas. El grueso del crecimiento mundial proviene de estos países, en particular de China, India, Brasil y Rusia. Lo que estamos viviendo es un cambio sin precedentes de las riquezas de las naciones que se están re-equilibrando hacia las economías emergentes, la crisis de los países OCDE siendo un factor adicional acelerando este proceso.
El mundo se está descentralizando a gran velocidad: ha dejado de tener un centro ubicado en los países OCDE. Los antiguos conceptos de centro y periferia ya son obsoletos: hoy en día las economías emergentes realizan más comercio e inversiones entre ellos que con los países OCDE. Igualmente las clasificaciones “países desarrollados” versus “países en desarrollo” o incluso países OCDE y países emergentes son cuestionables: dentro de los países OCDE hay cada vez más emergentes miembros de la organización (Turquía, Corea, México y más recientemente Chile e Israel son todos miembros de la OCDE hoy en día). El país más rico del mundo (Qatar) no es OCDE, al igual que algunos de los más industrializados del planeta como Singapur o Taiwan. En 2011, por primera vez, los emergentes superaron en cuota exportadora a la zona euro, a pesar del dinamismo alemán. Así, la cuota exportadora de los emergentes sumó el 26,6% del total mundial, superando por primera vez el porcentaje de los 17 países que componen la zona euro (25,9%). En el 2012 se han vuelto a repetir las cifras.
Con la crisis en Europa y los países OCDE en los años 2008-2012, los mercados emergentes, tanto de Asia como de América Latina, se han convertido en los salvavidas de los ingresos y las cuentas de muchas empresas del Viejo Continente, y en particular de las españolas. De hecho la crisis está acelerando la apuesta internacional de muchas empresas. En 2012, más de 60% de las ventas de los grupos
del Ibex 35 procedieron del extranjero, superando por tercer año consecutivo las ventas nacionales. Algunos grupos como Ebro Foods incluso tienen más del 90% de sus ventas en el exterior. Otros, como Telefónica, BBVA, Santander, Repsol, Iberdrola, OHL, Gamesa o Ferrovial, superan con creces el 50% de ventas en el extranjero. De éstas, buena parte de su negocio procede de América Latina. Lo que se presentaba hace más de una década como una apuesta incierta y arriesgada –muchas veces castigada por los inversores internacionales– resulta hoy en día haber sido una gran baza y jugada para todas estas empresas: no se dejará de repetir, América Latina, ha sido, es y será una gran suerte para los grupos ibéricos.
La crisis está en realidad acelerando el proceso de internacionalización de los grupos mencionados, a los que se suman ahora los Indra, Acciona o Abengoa, por mencionar algunos más. América Latina sigue más que nunca en el ra- dar. Así, Telefónica ha adquirido Brasilcel, a mediados del 2010, tomando el control total de la operadora brasileña de móviles Vivo. Por su parte el banco Santander también ha seguido pujando fuerte por la región sacando a cotizar su filial brasileña mientras el grupo OHL hacía lo mismo, poco después, con su filial mexicana. Mientras Sacyr to- maba rumbo hacia Panamá otros grupos de ingeniería y construcción también precipitaban el paso en el continen- te. Las filiales de América Latina se han convertido así en las joyas de la corona de estos grupos. Es más: vía América Latina éstos han conseguido no sólo mantener sus ritmos de ingresos, salvando las cuentas del 2010-2012, sino que la región, y Brasil en particular, han permitido levantar capital y atraer inversores globales, en particular de otros mercados emergentes. Así, el fondo soberano de Qatar ha metido en las venas brasileñas del Santander cerca de 2 mil millones de euros y poco después hará lo mismo con Iberdrola, con montos similares y por las mismas razones: la apuesta por Brasil. Por su parte Repsol YPF conseguía igualmente una entrada masiva de la china Sinopec en su filial brasileña, consiguiendo vía la venta del 40% de ella desapalancarse de manera notable. Una vez más, en este caso como en el anterior, América Latina se convertía en el imán de interés, por parte de inversores o socios globales, de las multinacionales españolas.
Obviamente esta apuesta internacional no se limita a América Latina, aunque el resto de los emergentes de Europa del Este, Asia, África, y Asia siguen siendo las grandes apuestas pendientes de los grupos españoles. Como lo muestran las operaciones de inversiones en 2010-2012 de BBVA en Turquía, del Santander en Polonia, de las OPAs pendientes de ACS sobre la alemana Hotchief (para abrirse un hueco en Europa del Este) o de Ebro Foods sobre la australiana Ricegrowers (para hacerse un hueco en Asia), el imperativo de crecer fuera de las fronteras españolas sigue y seguirá fuerte. Por su parte Inditex ya está ahora en todos los continentes no sólo América Latina y Europa, sino también Asia (potenciando en particular China) e incluso África y Oriente Medio. Start ups como la gallega Blusens por su parte han hecho de Emiratos su base de expansión mundial.
La internacionalización hacia emergentes de todas las regiones se ha convertido en un imperativo. De hecho, en 2012, destacaron así las operaciones y éxitos del AVE de la Meca o el mega contrato de Gas Natural Fenosa en India, por mencionar sólo algunos hitos en mercados emergentes otros que América Latina. Esta región se presenta como el principal propulsor de las cuentas de muchos de estos grupos. Lo que fue una apuesta incierta y arriesgada hace más de una década se ha convertido en un gran logro. Las apuestas por mercados emergentes de otras regiones sigue siendo la tarea pendiente, más allá de los logros puntuales de algunas multinacionales en ellos. Una de las bendiciones disfrazadas de la crisis que azota España es convertir el imperativo de los emergentes en un hecho no sólo limitado al continente americano sino a to- dos los continentes, asiático, africano, península árabica, etc.
Las exportaciones españolas de bienes con destino a las principales regiones y países del mundo (Cuotas de participación %).
La década en la cual entramos será la de los mercados emergentes. No sólo porque veremos el grueso del crecimiento mundial concentrado en estos países, sino también porque veremos cada vez más innovación disruptiva y frugal procedente de estos países. Sin duda en esta nueva década, la geografía de la innovación, al igual que la de las riquezas de las naciones, va también experimentar un rebalanceo masivo. ¿Qué implica la emergencia de este nuevo mundo para Europa? ¿y en particular para España?
Los emergentes: ¿una oportunidad para España?
Con la crisis que se agudiza en el 2010-2012, Europa, y con ella España, están ahora de rebajas. Casi la totali- dad de Europa está colgando el cartel de rebajas en los escaparates. Los activos industriales se desplomaron y la falta de liquidez bancaria transforma a muchas empresas en blancos perfectos. La crisis ha convertido el paisaje empresarial europeo en un gran terreno de caza en el cual abundan las presas. Esta abundancia ha abierto el apetito de las multinacionales de los países emergentes. Los chinos lo entendieron perfectamente: en diciembre de 2011 el fondo soberano chino CIC otorgó 50 mil millones más para operar adquisiciones en Europa mientras bajo el paraguas del segundo fondo soberano SAFE el gobierno está estructurando un nuevo fondo de 300 mil millones de dólares para operar adquisiciones en Estados Unidos y en Europa.
Uno tras otro los grupos suecos Volvo y Saab pasaron así bajo el control de multinacionales chinas. A finales del 2011, la china Three Gorges arrebató al grupo alemán Eon el 21% del capital de la lusa EDP. Con esta participación la china no sólo se convertía en el principal accionista del grupo portugués sino que pone pié en Europa (España incluido mediante Hidrocantábrico) y sobre todo en Brasil. La inversión realizada (casi 2,7 mil millones de euros) es también una de las más importantes jamás realizadas por un grupo chino en Europa. Y esto sólo está empezando: La eléctrica REN, la aerolínea lusa TAP, la petrolera Galp, la Radio Televisión pública o Aguas de Portugal son algunas de las empresas que el Estado luso tendrá que vender. En Grecia, en Italia, y muchos otros países, se colgaron carteles similares.
El desembarco de las multinacionales emergentes en Europa no fecha sin embargo de la crisis. Antes del 2008, los grupos indios Mittal o Tata, por ejemplo, se han hecho con el control de iconos como Arcelor en Francia y Luxemburgo o de Jaguar en Inglaterra respectivamente. La mexicana Cemex lleva más de una década entera ha- ciéndose con el control de activos en España e Inglaterra, arrebatando mercados a la francesa Lafarge y a la suiza Holcim. Estas operaciones no son nuevas. Sin embargo estamos presenciando una aceleración de traspasos de activos financieros e industriales en Europa hacia las economías emergentes. Dicho de otra manera: la crisis está acelerando el re-balanceo de las riquezas industriales y financieras de las naciones.
En España, la necesidad de liquidez -o la simple búsqueda de (nuevos) socios comerciales- orientó también muchos grupos del Ibex 35 hacia las economías emergentes. Éstas ya no son sólo mercados por conquistar o dónde invertir sino también socios financieros e industriales y, a veces, simplemente los nuevos dueños del coto de caza. Así, en 2011 se multiplicaron las operaciones: la argelina Sonatrach entró en el capital de Gas Natural tomando casi 4% por un monto de 514 millones de euros; la mexicana Pemex compró hasta el 9,5% del capital de Repsol YPF; el fondo árabe Qatar Holding adquirió más de del 6% de Iberdrola por un monto algo superior a 2 mil millones de euros (el año anterior había hecho lo mismo con Santander, entrando en su filial brasileña con una inversión de algo menos de 2 mil millones de euros por un total del 5% del capital); desde Emiratos IPIC terminó en 2011 por comprar la totalidad de CEPSA en una operación cercana a los 4 mil millones de euros. El gigante brasileño CSN, que intentó una operación de compras en España en el 2011 con el grupo Gallardo, está ahora interesado en entrar en Repsol. La participación de Sacyr en la pe- trolera desató de hecho el apetito de muchos inversores de los países emergentes. El fondo soberano CIC del Gobierno de Beijing junto con la petrolera china Sinopec se han interesado por entrar en Repsol. A finales del 2010, Sinopec y Repsol se unieron para operar conjuntamen- te en Brasil en una operación que supuso entonces una plusvalía contable para Repsol de 3,7 mil millones de dólares.
Los mercados emergentes, desde Brasil hasta India pasando por China o Oriente Medio, se han transformado a lo largo de las décadas anteriores en oportunidades de inversión y de mercado para muchas multinacionales europeas, españolas incluido (algo que resaltamos en la publicación colectiva Javier Santiso, ed., Las economías emergentes y el reequilibrio global: retos y oportunida- des para España, Fundación de Estudios Financieros, Madrid, 2011). Esta relación se ha convertido ahora en más simétrica y equilibrada. Las multinacionales emergentes también se han asomado a Europa como inversores. En el futuro veremos más operaciones de este tipo en Europa. En 2011 la mexicana Bimbo, la mayor panificadora de América Latina, se hizo con los activos de su rival en España, por 115 millones de euros. ¿Porqué no imaginar que ubique en España la sede corporativa internacional o europea, al igual que lo han hecho en el pasada sus compatriotas Cemex y Pemex? La multilatina Arcor ha decido ubicar su sede corporativa europea en Barcelona, ¿porqué no imaginar que otras, chinas, coreanas o brasileñas puedan hacer lo mismo? (ver sobre este punto también Javier Santiso, La década de las multilatinas, Madrid, Fundación Carolina y Siglo XXI, 2011).
En particular por qué no imaginar que Barcelona (que alberga ahora el World Mobile Congress) se convierta en un hub de tecnológicas de países emergentes para sus se- des corporativas europeas? Por ahora los gigantes chinos de China Mobile, China Unicom, las tecnológicas Huawei, Lenovo o ZTE, han elegido otras ciudades europeas, principalmente Londres o París. ¿Por qué no imaginar que Barcelona sea en el futuro el epicentro de sus mandos en Europa? Tencent, Baidu, Alibaba, o Renren, son algunas de las startups chinas con más empuje (algunas se sitúan apenas por detrás de Google o Amazon en términos de capitalización bursátil). ¿Por qué no imaginar que elijan Cataluña para su base europea?
Esta (nueva) tendencia también abre oportunidades para las multinacionales españolas y para España. Las multinacionales emergentes no sólo se pueden convertir en socios financieros sino que además se podría plantear que ubiquen sus sedes corporativas y plantas industria- les europeas (o latino-americanas) en España. Europa y España tienen que (re)pensar su relación con éstos países. No sólo son retos sino también oportunidades las que se asoman con ellos.
El imperativo de los emergentes para España
Esta perspectiva aquí planteada se hace todavía más necesaria cuando uno mira el declive de las inversiones extranjeras en España también. Últimamente se ha visto cómo España perdía peso en la atracción de las inversiones extranjeras directas. En 2009, la entrada de inversiones extranjeras directas (IED) brutas alcanzó apenas 15 mil millones de euros, es decir una contracción superior al 60% con respecto al año anterior. Esta caída es debida en gran parte a la crisis global que afecta a los países OCDE desde el 2008. También se debe a que los puntos de referencias, los años 2007 y 2008, han sido años de récord de IED en España. Aún así, el descenso es superior al registrado por los demás países de la Unión Europea (-40% en promedio).
Atraer IED, y más allá de atraer centros de decisiones corporaciones, es un mercado en el cuál están involucrados ahora todos los países. En Europa, por ejemplo, Londres, vía su agencia Think London, se ha convertido en un hub para sedes corporativas del mundo entero, sean de multinacionales europeas, asiáticas o americanas. Una multitud de empresas japonesas como Canon, Docomo, Ricoh o Nomura tienen su sede corporativa europea en Londres. Los centros de decisión mundiales de empresas globales como las anglo australianas Rio Tinto o BHP Billiton, las anglo holandesas Unilever o Royal Dutch Shell, las sudafricanas Anglo Ame- rican o SAB Millar, las de origen indio como Arcelor Mittal o Vedanta, tienen incluso sus centros de mando globales, parcialmente o totalmente, en la capital británica.
En el área financiera obviamente la mayoría de los bancos tienen sus sedes europeas o internacionales en la City, como por ejemplo Goldman Sachs Internacional o JP Morgan International. Últimamente la City ha conseguido atraer los bancos e inversores de los países emergen- tes, en particular de China, India, e incluso Brasil. Hace poco la China International Capital Corporation Limited (CICC) eligió Londres para su sede europea. El fondo soberano GIC de Singapur tiene sus oficinas para Europa, África y Oriente Medio en la capital británica. Kuwait Investment Authority (KIA) tiene su principal oficina fuera del país en Londres, al igual que el fondo de los Emiratos, ADIA. El chino CIC, que maneja más de 200 mil millones de dólares, está considerando igualmente Londres para su sede europea.
En esta carrera por captar las sedes mundiales, europeas o regionales de multinacionales, también están muchas más capitales europeas como París (sede internacional de Microsoft), Luxemburgo (sede mundial de Skype por ejemplo), o las diferentes ciudades suizas (sede mundial del gigante del sector minero Glencore por ejemplo). No falta competencia. España tiene agencias e instrumentos también importantes. Sin embargo se podría diseñar una estrategia más ambiciosa, con una Vicepresidencia de Gobierno, enteramente dedicada a ello. Esta persona tendría como principal función atraer inversores y sedes corporativas. Dedicaría el grueso de su tiempo a sentarse con presidentes y consejeros delegados en las Américas, Asia o Europa, para convencerles de asentar sede corporativa en España y acometer inversiones. La métrica de su éxito se haría en torno a este objetivo central (volumen adicional de IED y número de centros de decisión corporativos logrados). Como en el sector privado, para fomentar la ejecución y atraer talento, el logro o no de este objetivo llevaría incentivos.
¿Cuáles sería una estrategia posible? Se podrían considerar tres núcleos de corporaciones como objetivos principales: en primer lugar las multinacionales de los países emergentes en proceso de internacionalización; en se- gundo lugar las multinacionales europeas en proceso de expansión hacia América Latina; por último las start-ups (tecnológicas, biotecnológicas, nanotecnológicas, de energías renovables, etc.).
Europa y España tienen que repensar su relación con los países emergentes
Para seleccionar el primer núcleo, el de las multinacionales de los mercados emergentes, se podría arrancar focali- zándose, por ejemplo, en las 100 mayores multinacionales de estos países en proceso de internacionalización identificadas por el Boston Consulting Group. A este núcleo habría que añadirle el de las 500 mayores corporaciones de América Latina que identifica cada año la revista América Economía: si bien la batalla por convencer empresas indias o chinas de ubicar su sede europea o su sede EMEA en España será particularmente difícil, España tiene una ventaja comparativa con las multilatinas, las multinacionales latinas ( Ver sobre este tema Javier Santiso, La década de las multilatinas, Madrid, Fundación Carolina y Siglo XXI, 2011). No quiere decir que no hay que descartar las asiática e incluso el Oriente Medio.
De hecho algunos empresarios españoles, como el dirigente en la península del grupo indio Suzlon, en el sector eólico, están buscando que nuestro país pueda alber- gar la sede corporativa para Europa del Sur y África. Podríamos imaginar que el grupo filipino dueño de la San Miguel haga lo mismo o empresas chinas como Huawei y ZTE (éstas con sedes europeas por ahora en Londres y Paris respectivamente) que tienen en España uno de sus mayores clientes mundiales. Igualmente la petrolera china Sinopec, que acaba de entrar en el capital de Repsol Brasil, podría ubicar sus sedes europea y latinoamericana en España. Y ¿Por qué no imaginar también que el grupo de electrodomésticos chino Haier reubique su sede europea desde Varese, en Italia, a Barcelona o Foton Motor desde Moscú a Madrid? La empresa de automóvil china Chery, que busca abrir una planta industrial en Europa y expandirse hacia América Latina, podría igualmente elegir Barcelona o Bilbao (dónde tiene un acuerdo con el grupo Bergé). Se podría imaginar que la rusa Vimpelcom traslade su sede desde Amsterdam hasta alguna ciudad española o que su competidora Millicom (con varios latino-americanos en su comité de dirección) haga lo mismo desde Luxemburgo.
Grupos del Oriente Medio también podría ser considerados como, por ejemplo, el grupo petroquímico saudí Sabic o la farmacéutica israelí Teva (ambos con sedes europeas en Holanda). La multinacional emiratí DP World, uno de los mayores actores en infraestructuras portuarias en el mundo y con presencia en España (Tarragona) y América Latina, podría relocalizar sus sedes europeas y latinoamericanas, actualmente en Londres para la primera y en EEUU para la segunda, en Barcelona, por ejemplo. Habría que identificar grupos, sectores, ejecutivos, en particular para desencadenar acciones. En esta estrategia, las multinacionales españoles que trabajan o tienen socios en estos países podrían ser aliados claves por ser algunas de ellas clientes globales de peso o tener socios internacionales que buscan asentarse en Europa.
Hay que buscar la manera de atraer el talento de emprendedores e innovadores a España
En este primer círculo, las multinacionales de América Latina en proceso de expansión son de particular interés. Lo cierto es que queda mucho recorrido: al final el banco de desarrollo brasileño, el BNDES eligió en 2010, en 2010, a Londres para ubicar su oficina europea, al igual que Petrobras. La chilena Antofagasta, filial del grupo minero Luksic, tiene su sede corporativa mundial también en Londres. Otros como el grupo argentino Tenaris deslocalizó su sede corporativa enteramente a Luxemburgo, mientras la constructora brasileña Odebrecht ha decidido operar en Europa, Oriente Medio y África a partir de Lisboa.
Pero existen ya ejemplos de ubicaciones ibéricas de centros de decisiones europeos o internacionales por parte de empresas latinoamericanas. Los casos más llamativos son los mexicanos Cemex y PEMEX. La Corporación Andina de Fomento (CAF), un organismo financiero internacional creado por los Estados de América Latina, ha decidido también abrir su oficina europea en Madrid. Por su parte, la compañía de calzado brasileña Alpargatas, dueña de la marca Havaianas, asentó también su sede europea en España para abrirse así paso a todo el mercado europeo. Sin embargo se podría ir a más, mucho más: los bancos brasileños (Bradesco, Itaú Unibanco, Banco do Brasil), se están internacionalizando. España podría ser una ubicación para una matriz europea. Lo mismo para los mexicanos Banorte, los colombianos Bancolombia, o el venezolano Mercantil. El fondo soberano chileno o el brasileño podrían considerar abrir oficinas europeas y asentarlas en España. España podría ser un punto de entrada para ello, ofreciendo ubicación para sedes corporativas EMEA (Europa, Oriente Medio, África) de estas multinacionales.
A este primer círculo de empresas se le podría añadir un segundo en una estrategia de atracción sistemática. Aquí estarían en particular empresas europeas con matrices y operaciones latino-americanas. ¿Porqué no imaginar que el grupo EADS, participado por el Estado español, además de tener CASA en España, instale sus operacio- nes latino-americanas en la península? El gigante minero Xstrata, con sede corporativa en Suiza, en Zug, tiene entre sus tres máximos directivos a un español, ¿por qué no imaginar que este grupo instale su matriz de decisión lati- noamericana en Madrid, una ciudad infinitamente mejor conectada que el pueblo de Zug. El gigante finlandés Nokia tiene su sede para América Latina en Miami, ¿porqué no imaginarla en Madrid, igual si no mejor conectada con la región y más cercano de la sede corporativa global de Helsinki? ¿Por qué no imaginar que el grupo británico BUPA (propietario de Sanitas en España), traspase igual- mente su sede latino-americana de Miami a España al igual que el gigante alemán SAP? (en el caso de BUPA- Sanitas esto parece ser efectivo ahora en el 2012).
Al igual que las empresas españolas podrían ayudar a atraer empresas del primer círculo, aquí también podrían ser de gran ayuda, siendo probablemente muchas de ellas los ma- yores clientes o socios en América Latina para grupos europeos. A estos dos primeros círculos se podrían añadir un tercero, más vinculado al mundo de las startups y de empresas punteras en particular en los sectores del mundo de las nuevas tecnologías, de las nuevas energías o de las biotecnológicas y nano-tecnologías. Aquí probablemente habría que seguir lo emprendido y buscar de manera agresiva atraer el talento de emprendedores e innovadores ofreciéndoles una fiscalidad digna de los jugadores de la Liga de fútbol.
España y China
Más allá de la estrategia general diseñada anteriormente, uno puede ilustrar con un país emergente concreto cómo España podría aprovechar más el auge de este nuevo mundo que estamos viendo confirmarse bajo nuestros ojos.
Lejos de perfilarse como amenaza estos países brindan oportunidades. La relación de España con América Latina lo muestra: si no fuera por este continente hoy en días las grandes empresas del pais, del IBEX 35, no estaría en la situación de poder encarar la embestida de la crisis que azota España y Europa. Es más: estamos ahora viendo como se han convertido en aliados en muchos casos. El fondo soberano de Qatar (Qatar Holding) entró así en 2010 y en 2011 en el capital del Banco Santander y de Iberdrola, reforzando ambas empresas. Por su parte la china Sinopec se alió con Repsol que cuenta también con Pemex como aliado. Por su parte el magnate Carlos Slim se ha unido a La Caixa. Y podemos seguir multiplicando los ejemplos.
Además de América Latina, Asia merece una atención especial y muy particularmente China. Al final el reequilibrio del mundo que estamos viviendo se expliqua en gran parte por el auge de China. ¿Cómo puede este auge ayudar a España, convertirse en un vector positivo para el pais? La idea principal es que España podría posicionarse como puerto de entrada para China en Europa. Servir de enlace entre ambos continentes, al igual que sirve de enlace con América Latina y Europa.
España podría posicionarse como puerta de entrada para China en Europa
China se ha convertido en una potencia económica y política a lo largo de los últimos años. Los organismos internacionales registraron esta conmoción haciéndole un hueco cada vez más importante en sus órganos de decisión, como por ejemplo el Fondo Monetario Internacional, o dándole puestos clave, como el del economista jefe en el caso del Banco Mundial. No hay tema de la agenda política y económica global en la cual hoy en día China no sea imprescindible. El auge de este país repre- senta, sin duda, uno de los grandes cambios mundiales que estamos presenciando en el marco de esta masiva redistribución de las riquezas y los poderes hacia los paí- ses emergentes.
La visita que realizó en 2011 a España Li Keqiang, el entonces delfín del primer ministro chino, ha puesto de relieve, una vez más, la importancia creciente del gigante asiático para todas las economías del mundo, incluidas las europeas y la española. Paradojas de la historia: ahora son las economías emergentes, como la china, las que se han con- vertido en salvavidas de muchas de las economías desarrolladas. Desde la crisis global de 2008, no hay gira financiera para vender deuda soberana que no pase por Beijing. En el caso de España, la visita nos recordó que China ya posee cerca de 20% de los bonos colocados por el Tesoro español, un monto equivalente a 43.000 millones de euros.
Esta visita también invita a pensar en la oportunidad para España de establecer una relación estratégica con China, posicionando al país como un hub de entrada hacia Europa y América Latina de la potencia asiática. Es una idea que hemos desarrollado en un ESADE Position Paper publicado por el Centro de Economía Global y Geopolítica de ESADE, a partir de una reunión del Club España 2020, una plataforma que busca fomentar el diálogo entre altos directivos españoles ubicados en la Península y los que están fuera del país en puestos clave de muchas multinacionales europeas y estadounidenses.
Las empresas chinas acaban de cerrar importantes operaciones con empresas españolas a lo largo del año 2010 y del 2011. Esto representa una oportunidad para fomentar que algunas de ellas localicen sus sedes corporativas europeas (e incluso latinoamericanas) en España. Así por ejemplo, la petrolera Sinopec entró en el capital de Repsol Brasil, ad- quiriendo un 40% de esta. BYD (Build Your Dreams), uno de los líderes mundiales en el sector de las baterías eléctricas (que será clave para la industria del coche eléctrico en el futuro), firmó también un acuerdo con el grupo vasco Bergé para la distribución de sus coches en España. Por su parte el presidente de Endesa, y el de BYD, firmaron un acuerdo de colaboración. Actualmente, otro grupo de automóvil chino importante, Chery, busca también expandirse en Europa y en América Latina. En 2010, China decidió instalar una planta industrial en Brasil. Por su parte, la entidad china ICBC ha decidido abrir oficinas en España para competir en la banca minorista. Se trata de uno de los mayores bancos chinos con casi 400.000 empleados y una capitalización bursátil que roza los 170.000 millones de dólares. Tiene 18.000 sucursales en todo el mundo y presencia en 110 países. La sucursal española dependerá, por ahora, de la filial que el banco chino tiene en Luxemburgo.
Todas estas operaciones abren una ventana de oportunidad para que algunos socios chinos localicen en España sus sedes europeas (y/o europeas y latinoamericanas). Para ello, se podría llevar a cabo una acción concertada público-privada, entre Gobierno y empresas. Por ahora, las multinacionales chinas no tienen ubicadas en España ninguna de sus sedes corporativas internacionales, sea para Europa o para América Latina. Sinopec, por ejemplo, tiene varias filiales con sedes en Europa, principalmente en Londres. No tiene tampoco por ahora sede integrada para Europa y/o América Latina. La operación con Repsol YPF presenta una oportunidad única para que ésta empresa establezca en Madrid su sede europea, al igual que ha hecho años atrás otra multinacional emergente, la mexicana Pemex, también accionista de la española. Además, por las vinculaciones de Repsol con América Latina, Madrid podría también ser el lugar donde ubicar la sede operativa para Latinoamérica.
En el caso de BYD, la filial europea está en Rotterdam: ¿por qué no imaginar que la trasladen a España? Además de facilitar desde esta base la expansión hacia Europa, los socios españoles de BYD podrían ofrecer la expansión hacia América Latina, haciendo valer su conocimiento de la región. En 2010, BYD ya eligió Los Ángeles como sede para América del Norte. El Grupo Bergé tiene, además, amplias conexiones con América Latina: ¿por qué no ubicar no solo la sede europea, sino también latinoamericana de BYD en España, pudiendo ser Bilbao o Madrid los centros operativos?
A estos ejemplos podríamos añadir más: los de China Investment Corporation, el fondo soberano chino, que busca actualmente una sede internacional en Europa; los de los suministradores de la industria de telecomu- nicaciones, Huawei y ZTE, que tienen sus sedes europeas en Londres y París, pero concentran en España uno de sus mayores clientes globales (Telefónica); el gigante de Hong Kong Hutchinson, que ha invertido 400 millones en el puerto de Barcelona; Citic, el socio chino estratégico de BBVA, que tiene varias filiales, en particular las de gestión de activos, que podrían abrir oficinas en Madrid para distribuir fondos chinos en Europa e inclu- so utilizar esta plataforma también para América Latina.
Conclusión
El auge de los mercados emergentes representa un reto y una oportunidad. Sin embargo cabe subrayar el potencial aquí por activar. La crisis que azota España con particular virulencia es una invitación para re-inventarnos. España tiene muchas bazas en sus manos para reposicionarse internacionalmente. Ya lo ha hecho en el pasado con Europa y luego con América Latina.
La apuesta por los mercados emergentes es, sin duda, una de las apuestas acertadas, al igual que lo es Europa. España puede aquí posicionarse como enlace, puente, entre ambos. Muchas de las empresas españolas se han proyectado de manera magistral hacia los mercados émergentes en el pasado. Esto también se convierte en un activo estratégico para que el país pueda as- pirar a convertirse en un eje central para la expansión de estas multinacionales emergentes, incluso las chinas.
No dejemos pasar esta oportunidad. Churchill dijo en su día: «Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad». Nunca desaproveches una buena crisis, solía decir también. Ésta más que nunca no es para desperdiciar. Nos invita a cambiar, a reinventarnos. El año pasado falleció Steve Jobs. Como nación también deberíamos hacer nuestro su lema, eso que contó en su discurso de Stanford, en el 2005, « Stay hungry, stay foolish ».
En 2012-2020, y en España en particular, nos toca recordar también estas palabras. Y para ello estaríamos bien inspirados de mirar más todavía que en el pasado hacia los mercados emergentes, ya no sólo hacia América Latina sino también hacia Asia, Oriente Medio e incluso África.
JAVIER SANTISO. Profesor de Economía, ESADE Business School. Vice Presidente, ESADEgeo Centre for Global Economy and Geopolitics Twitter: @Javiersantiso